Estudio analizó indicadores entre 2013 y 2023 del sistema público y halló desafíos estructurales. Expertos plantean que es crucial mejorar la gestión de los recintos.
Fuente: El Mercurio
Una de las principales discusiones del sector salud durante este 2024 ha tenido relación con la gran lista de espera de pacientes, que suma 3 millones de casos, y los problemas financieros que afectan a la red asistencial. Eso sí, otro de los componentes de este debate tiene relación con la productividad hospitalaria, la que, para varios expertos, tiene espacios de mejora.
Así también lo indica un nuevo estudio del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, que analiza la evolución de la productividad en los hospitales entre 2013 y 2023, hallando importantes desafíos estructurales, pese a los aumentos presupuestarios, los que han tenido un alza real de 84% entre 2014 y 2024.
El informe precisa que existe una caída en los indicadores de eficiencia del gasto en salud, entre 17,4% y 46,3%, dependiendo de si se incluyen los exámenes de diagnóstico en la producción. Además, se observa una caída de la productividad laboral del 4,6%, llegando al 38% si se excluyen los exámenes diagnósticos.
Modelo de gestión“defectuoso”
Una de las consecuencias de la caída de la productividad es el aumento de los costos operacionales en los hospitales, mientras que los precios de transferencia del sistema Grupos Relacionados por el Diagnóstico (GDR) han quedado subvalorados entre un 13% y un 35%.
En cambio, los ofrecidos por la red privada son entre un 16% y un 29% menores que los costos de producción estimados en la red pública, según la última licitación de Fonasa para 2024 con
79 establecimientos privados.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, plantea que “la causa fundamental por la cual el sistema de salud público no mejora es porque su modelo de gestión es tremendamente defectuoso”. Dice que “si el sistema público lograra el mismo nivel de
eficiencia y fuera capaz de llegar a los mismos costos que llega el privado, en la práctica se ahorraría millones”.
El estudio enfatiza la necesidad de implementar estrategias que aumenten la productividad, tales como la extensión del uso del sistema GRD, el cual ya financia 72 hospitales y es un mecanismo que clasifica pacientes y costos según la complejidad de los casos atendidos, permitiendo una mejor asignación de recursos y establecer un punto de referencia entre hospitales.
Además, apunta a que se necesita mayor transparencia en las estructuras de costos y acceso a datos abiertos para un monitoreo eficaz. “El modelo de gestión del recurso humano es uno fallido, porque hay un desequilibrio entre las fuerzas de los gremios versus las fuerzas de las autoridades, a tal punto que las autoridades no pueden gestionar los recursos humanos para sacarles mayor productividad”, añade
Sánchez.
Manuel Inostroza, académico del instituto, comenta que es crucial “medir la productividad y hacerle seguimiento para graficar la necesidad de una reforma estructural a la que le hemos tenido miedo de hacer y que, más que relacionarse con el financiamiento, debe vincularse con la gestión
hospitalaria y el manejo de camas y de pacientes”.
“El efecto pandemia fue una burbuja disruptiva de menor productividad, pero el fenómeno venía desde antes”, precisa.
A juicio de Patricio Silva, exsubsecretario de Salud y docente de Medicina de la U. Central, es importante que con el presupuesto aprobado para la cartera en 2025, junto con los acuerdos
comprometidos con el Congreso, se mejore “la gestión al interior de los hospitales, ver cómo pueden aumentar las horas de uso de los pabellones quirúrgicos para poder operar en mayor número de horas”.