La instalación de una normalidad pandémica está abriendo nuevamente un abanico de oportunidades para los emprendimientos nacionales, muchos de los cuales se reinventaron en ese momento y hoy ofrecen soluciones para la salud y los nuevos hábitos de consumo, donde se consolida lo digital.
Luego de casi tres años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote por coronavirus como pandemia global, se anunció que su fin está a la vista. En ese contexto, Chile levantará a partir del 1 de octubre dos de sus restricciones sanitarias más duraderas: la exigencia del pase de movilidad y el uso de mascarilla, excepto en recintos de salud.
Treinta meses atrás, la población mundial se vio sumergida en una »nueva normalidad» que los obligó a ella y su entorno a adaptarse. En el ecosistema de las startups, el fenómeno del pivote fue solución para las ideas con cabida en la crisis sanitaria, que debieron ajustarse al canal digital y a consumidores con decisiones definidas por la incertidumbre.
Particularmente en el área de la salud, la llegada del covid-19 levantó oportunidades para los emprendedores puesto que se generó una interrupción de los suministros de productos, tecnologías y servicios del extranjero; al tiempo que las consultas médicas no relacionadas a síntomas respiratorios bajaron por las restricciones de movilidad.
Jean-Jacques Duhart, vicepresidente de Pro Salud Chile, rescata que la pandemia en este contexto »marcó un antes y un después en tendencias como la telemedicina que, aunque quizás no mantengan la misma fuerza, ya se instalaron. Se perdió la ingenuidad de no preocuparse de dónde se provee el país y se valoró más la capacidad local para innovar. Hoy tenemos emprendimientos de alto estándar con soluciones competitivas que escalaron y abrieron las puertas a su imitación».
A nivel general, una práctica que ejercitaron las startups fue la flexibilidad en su estructura interna y funcionamiento. La adaptación de los modelos de negocios permitió abaratar costos desde el mantenimiento de espacios físicos hasta los traslados para reunirse con inversores o partners, en una normalidad en la que herramientas como Zoom o Meet no se consideran informales.
»La pandemia dejó emprendimientos de equipos reducidos, que priorizan las utilidades en lugar de invertir en grandes infraestructuras y quemar dinero. Se vio muy fuerte el cuestionamiento al propósito del trabajo, que aventajó a las startups en términos de captación de talento, por el que las grandes empresas ofrecen dinero», explica Tadahsi Takaoka, gerente general de Socialab.
Por sobre las restricciones de movilidad
Dado que la principal fuente de contagio de coronavirus es el contacto entre personas, el rubro gastronómico fue uno de los más golpeados. Una opción para continuar el negocio fue el despacho a domicilio, pero con la pandemia tomó fuerza también una tendencia que elimina los costos de mantención de espacios de consumo del público y la necesidad de permisos, infraestructura y personal para la atención: las dark kitchens, o cocinas enfocadas en la venta por delivery.
En Chile, Grupo Central es un exponente que desde 2020 ofrece servicios de cocina profesional enfocado en el delivery y hoy cuentan con 26 dark kitchens alrededor de la Región Metropolitana. Para ellos, la emergencia sanitaria tuvo un impacto »positivo», porque desde el comienzo estuvieron insertos en el comercio electrónico, pero vieron cómo algunos de sus clientes tuvieron dificultades para adaptarse a la digitalización.
En paralelo, Grupo Central trabaja en logística a través de 11 dark stores en nueve comunas de la capital y una en Perú. A través de estos, ofrece una solución tecnológica a marcas y emprendedores que dejan en sus manos el almacenaje para sus e-commerce, al tiempo que operan múltiples canales de venta.
Alejandro Iglesias, CEO y cofundador de Grupo Central, asegura que »con la pandemia el consumidor pudo conocer los beneficios y la comodidad de la venta online. Es un cliente cada vez más omnicanal que busca, compara y compra tanto en canales digitales como físicos». Por eso, la startup continuará invirtiendo en tecnología propia y abriendo nuevos mercados en la región, junto con ofrecer venta de comida al paso en sus dark kitchens y pick ups en sus dark stores.
En la misma línea SimpliRoute, la empresa que fundaron Álvaro Echeverría y Eyal Shats en 2014, vio cómo la pandemia abrió oportunidades para su tecnología de optimización de rutas en Latinoamérica, la que planifica entregas con el mínimo de tiempo y recursos mientras conecta al cliente con el ruteador.
»La pandemia tuvo un impacto tal en nuestra startup, que consideramos que marcó un antes y un después en nuestra operación. Muchas empresas no habían dado un salto hacia la transformación digital hasta que estalló la pandemia y se vieron obligadas a incorporar tecnología que les permitiera dar abasto a la enorme demanda que comenzó a surgir en sus canales en línea. En ese sentido, nuestro software fue crucial para que enfrentaran ese crecimiento», cuenta Echeverría.
Aterrizando la logística a la realidad de los locales de barrio, Almacén Gurú nació ad portas del estallido social en 2019, conectando pequeños negocios con sus proveedores a través de una app gratuita. Para los almaceneros las restricciones sanitarias significaron mayor protagonismo en el abastecimiento de los vecinos, por lo que debieron aumentar su oferta de productos y adoptar la propuesta de Almacén Gurú.
Debido al período en que surgió la firma, la irrupción del coronavirus impactó en la conformación del equipo. Sin embargo, Carlos Uhlmann, CEO y cofundador, rescata que »fue una prueba de determinación y perseverancia. Haber formado un equipo 100% en pandemia nos hace mucho más ágiles y flexibles, nos preparó para una nueva forma de trabajar donde la distancia no es impedimento para lograr objetivos».
Otra arista de la reducción de la movilidad fue el estado estacionario en que permanecieron inversiones como, por ejemplo, los seguros para automóviles.
Allí vio una oportunidad Jooycar, la insurtech fundada en 2014 por María Paz Gillet y Emilio Figueroa, que mediante su software »Fleetr by Jooycar» identifica y selecciona conductores poco riesgosos para ofrecer seguros asequibles y a medida junto a empresas aseguradoras.
El equipo de Jooycar cuenta con profesionales de más de 10 nacionalidades en diversos países, por lo que el trabajo remoto es una realidad independiente a la pandemia. Bajo esta visión, Emilio Figueroa reflexiona que hay un cambio de paradigmas, »no solo en el mercado y la demanda, sino también en cómo las empresas se relacionan con sus equiposy dinámicas de trabajo. Ahora más que nunca las firmas se exponen a la competencia global y tienen la posibilidad de incorporar talento de otros lugares».
Salud made in Chile
Las crisis levantan desafíos que se traducen en oportunidades. En el caso del covid-19, el área apuntada fue la salud, donde estalló la necesidad de exámenes PCR que derivó en su escasez. Por eso, en Chile surgieron empresas de healthtech como GenoSUR, laboratorio que, si bien data de 2019, pivoteó a la elaboración de toma de muestras de coronavirus.
Aunque su modelo de negocios está estrechamente ligado a la presencia del virus en el país, Matías Gutiérrez, CEO, considera que aún tienen »un rol importante que jugar durante este y el próximo año. La pandemia fue una tremenda oportunidad para reinventarse y su lección más importante es que es necesario ser resiliente. Tener procesos de innovación en el centro es la mejor herramienta para ver crisis como oportunidades». Por eso, hoy la startup está desarrollando productos que mediante la misma prueba PCR para coronavirus, descifran los genes de las personas pudiendo prevenir enfermedades y predisposiciones.
También está KuraBiotech, la mayor empresa de fabricación de enzimas para la detección de drogas a partir de desechos biológicos del mundo. Con la llegada de la pandemia, la empresa enfocó su desarrollo en un test de saliva para la detección preventiva en empresas; y en un examen de diagnóstico del virus que acompañó la gestión del Ministerio de Salud. Aún así, tras el éxito, Matías Encina, director de Negocio de Testeos, cuenta que »incorporar una nueva tecnología en Chile implicó tocar muchas puertas, pero seguimos tras nuestro objetivo de expandir el conocimiento y las herramientas moleculares a espacios cotidianos».
Para conectar el mundo empresarial con la toma de exámenes PCR, surgió Happ, que en junio de 2020 implementó su tecnología de testeo ágil en equipos móviles haciendo trazabilidad en forma simple. Dada la coyuntura en su nacimiento, la startup enfrentó »el desafío de generar la capacidad operacional para dar respuesta al sostenido crecimiento que tuvo» dice Jorge Welch, cofundador. Hoy, la demanda decreció de la mano con la regularización de la situación sanitaria, pero la empresa aprovechará la experiencia de la pandemia para desarrollar una línea de detección oportuna.
En la arista de la prevención, Deysa Care se fundó en 2020 como la fábrica nacional de mascarillas KN95 y de triple pliego con recubrimiento de nanopartículas. »Estuvimos complicados con la competencia de los importadores chinos y eso nos llevó a incorporar la nanotecnología que nos diferenció y que hoy es el foco de la empresa, pensando en que con las nuevas medidas el mercado de mascarillas se contraerá. Por eso nuestra lección más importante es que desde Chile se puede competir», admite Juan Ricardo Olivares, fundador de Deysa Care.
La proliferación del virus no dictó el fin de otras enfermedades. Las consultas médicas se trasladaron a la pantalla y los exámenes médicos al hogar. Examedi emergió como la empresa que tomaba PCR a domicilio y hoy su cartera contempla exámenes de laboratorio, nutricionales, kinesiológicos y electrocardiogramas; todo a través de la web y la georreferenciación
»Con la pandemia surgieron soluciones que hacen más fáciles varias tareas que antes no tenía innovación. Fue una experiencia tremenda que ayudó a ver que siempre hay cosas por mejorar y que con esta mentalidad podemos ayudar a otros emprendedores en etapas más tempranas», reflexiona Ian Lee, CEO y confundador de Examedi.