Dr. José Fernádez, gerente general de Rayen Salud:
Dependiendo del alcance real que este tipo de conexión tenga en los territorios, junto con un equipamiento adecuado, estas redes podrían generar un impacto muy positivo en el acceso, oportunidad y calidad de las atenciones en salud.
El índice de acceso a redes de alta velocidad en Chile (mayor al promedio de los países de la OCDE y, principalmente, impulsado por una fuerte penetración de la fibra óptica y la reciente irrupción del 5G) ha permitido dotar de condiciones óptimas de conexión a millones de personas, mejorando considerablemente la comunicación y transmisión de datos en diversos espacios, tanto personales como laborales e industriales.
Si bien lo primero que se nos vienen a la mente cuando hablamos de una conexión de alta velocidad es una buena resolución en las plataformas de streaming, juegos en línea sin latencias u óptimas reuniones por videoconferencia, lo cierto es que esta condición habilitante beneficia transversalmente al buen funcionamiento de las diversas tecnologías implementadas en todos los espacios de la sociedad, incluso los más relevantes, como la educación o la salud.
Es precisamente en este último ámbito en el que el médico José Fernández, experto en tecnología sanitaria y gerente general de Rayen Salud, cree que podría generar un mayor impacto social, beneficiando directamente a la gestión de las redes asistenciales y, por supuesto, permitiendo una atención en salud más oportuna, segura y de calidad para las personas.
»El avance permanente y la mejora continua de las soluciones tecnológicas utilizadas en las instituciones de salud requieren de un crecimiento a la par de las condiciones habilitantes, para que estas tengan una buena performance y logren aprovecharse al 100% por parte de los equipos sanitarios. Por ende, el acceso a redes de alta velocidad para una mejor conexión, sin duda, es beneficioso para los establecimientos de salud y los sistemas que ellos utilizan», señala.
Según el experto, el solo hecho de que existan estas conexiones de alta velocidad no significa que todo esté resuelto, principalmente cuando hablamos del sector salud, ya que nuestra geografía país y los dispares niveles de infraestructura que los proveedores de Internet tienen desplegada en regiones hace que este beneficio siga estando concentrado en las grandes ciudades y principalmente en la zona central.
»Esto deja atrás a zonas más remotas, donde precisamente se requiere de una mayor conexión, por ejemplo, para dotarlos de un mejor acceso a atenciones telemédicas y, a través de ellas, entregarles la oferta de médicos especialistas que carecen», aclara Fernández.
Escenario óptimo
La atención a través de telemedicina es apenas uno de los importantes beneficios que una mejor conexión, sumada a una actualización permanente de los equipamientos tecnológicos disponibles, puede ofrecerles a los establecimientos de salud, puesto que, como explica Fernández, impactaría directamente en el rendimiento de todo el ecosistema de soluciones tecnológicas que se utilizan en ellos.
»Las redes de alta velocidad ofrecen condiciones óptimas para el funcionamiento de las soluciones tecnológicas que se utilizan en salud pública. Partiendo por los Registros Clínicos Electrónicos, que con una buena conexión pueden ofrecer una experiencia mucho más completa a los equipos de salud, por ejemplo, otorgando mayor rapidez para obtener reportes estadísticos complejos, acceso a paneles de control con información sanitaria en tiempo real, una respuesta más veloz para consultar la Historia Clínica Compartida de los pacientes y teleconsultas con mejor resolución, que son mucho más efectivas y resolutivas para especialidades como la teledermatología o teleodontologia, que requieren de una buena imagen; como también, para el seguimiento a pacientes en tratamiento o crónicos», explica el especialista.
El médico sostiene que también existen muchos otros sistemas que se están utilizando en la Salud Pública, inclusive en las localidades más remotas, como plataformas de contactabilidad con el paciente, agendamiento de horas en línea, portales de pacientes móviles e inteligencia artificial, por ejemplo, para colaborar en el rescate de personas con exámenes preventivos de salud pendientes. Todo esto se vería inmensamente beneficiado con una mejor conexión a internet, tanto de los establecimientos de salud como de la población.
Cultura de la ciberseguridad
Una tarea complementaria es promover una cultura de ciberseguridad. El Dr. Fernández señala que »esta es una tarea compartida entre los actores del sector sanitario, tanto los proveedores de tecnología e infraestructura, como el mismo personal de salud que utiliza los sistemas e, incluso, los pacientes; quienes debemos entender los riesgos y mitigarlos, desde la adopción de estándares internacionales para la gestión de la Seguridad de la Información (como la ISO 27001) hasta el uso consciente de los aplicativos por parte de los usuarios, con claves robustas y un comportamiento responsable respecto a los datos que están custodiando».