Esta tecnología permite una mayor precisión y podría servir para que los médicos ofrezcan un tratamiento más personalizado a pacientes con riesgo moderado de esta enfermedad.
C. Menares
»Con el avance de la medicina y la tecnología, contamos hoy con mejores imágenes y, además, con la posibilidad de analizar, por ejemplo, los genes de los pacientes en busca de alteraciones que podemos identificar a tiempo. Con esa información podemos realizar las pruebas necesarias en el momento adecuado. Todo esto mejora los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes».
Enrique Waugh, cirujano oncólogo de la Clínica Santa María
El autoexamen es clave
El objetivo de la Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es reducir en un 2,5% anual la mortalidad mundial por esa enfermedad, con lo cual, de acuerdo a cifras de la entidad, entre 2020 y 2040 se evitarían al menos 2,5 millones de muertes globalmente.
Los tres pilares de la OMS para alcanzar esa meta son: la promoción de la salud para una detección precoz, el diagnóstico oportuno y la gestión integral de la enfermedad. Por este motivo, el estar atentos frente a los signos y síntomas resulta clave.
»Es de vital importancia realizarse eco y mamografía anual desde los 35 años de edad si se tienen antecedentes familiares, y desde los 45 años sin antecedentes, para lograr diagnósticos en etapas más tempranas, las cuales tienen mayor posibilidad de cura», asegura Eva García, jefa de Oncología de la Clínica Vespucio.
Más allá de las recientes innovaciones que ayudan a este objetivo, otras herramientas sirven para promover el autoexamen. Una de ellas es »Palpa», un dispositivo creado por la diseñadora chilena Josefa Cortés que ayuda a detectar el cáncer de mama.
»Hay muchísimas innovaciones que giran en torno al cáncer de mama, pero hasta ahora no he visto otra herramienta educativa que permita incluirse en la rutina diaria y que facilite la realización del autoexamen», afirma Cortés.
Sobre »Palpa», que consiste en una esponja de silicona en forma de mama que adentro contiene un objeto duro que simula un tumor maligno (con la idea de que las usuarias lo toquen y sepan cómo se siente uno de estos tumores y mientras lo hacen sale jabón que sirve para la ducha), la diseñadora agrega que personas le han escrito para contarle que lo han usado, incluido »un caso de éxito que se hizo un autoexamen gracias a Palpa y sintió un tumor que terminó siendo precancerígeno».
Como parte del diagnóstico del cáncer de mama, las muestras de tejido del tumor deben ser analizadas y clasificadas por un experto y luego categorizadas por riesgo bajo (grado 1), medio (grado 2) o alto (grado 3). Esto ayuda al médico a determinar el tratamiento más adecuado para el paciente.
¿Cómo hacer más precisa esta evaluación de riesgo? Esa fue la pregunta que se hizo un equipo de investigadores del Instituto Karolinska (Suecia), quienes desarrollaron y evaluaron una herramienta basada en inteligencia artificial (IA) con esta finalidad. Los resultados fueron publicados recientemente en la revista Annals of Oncology.
»Aproximadamente la mitad de los pacientes con cáncer de mama tienen un tumor de grado 2, que desafortunadamente no da señales claras sobre cómo tratar a la persona. Por lo tanto, algunos se tratan en exceso con quimioterapia, mientras que otros corren el riesgo de recibir un tratamiento insuficiente. Este es el problema que intentamos resolver», explicó Yinxi Wang, autora principal del trabajo y estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska.
El modelo de IA se entrenó con cerca de 2.800 imágenes de alta resolución de tumores de diferentes grados. La idea es que una mayor precisión al diagnosticar pueda conducir a un tratamiento más personalizado para aquellas personas que tienen cáncer de mama con tumores de riesgo moderado.
El estudio muestra que la técnica basada en la tecnología puede dividir a los pacientes con tumores de grado 2 en dos subgrupos, uno de alto riesgo y otro de bajo riesgo, los cuales se pueden distinguir claramente en términos de riesgo de ocurrencia.
»Una gran ventaja de este método es que es rentable y rápido, porque se basa en imágenes microscópicas de muestras de tejido teñidas que ya forman parte de los procedimientos hospitalarios», añadió el coautor Johann Hartmann, profesor de Patología en el Departamento Oncología y Patología de la misma casa de estudios.
»Nos permite ofrecer este tipo de diagnóstico a más personas y mejora nuestra capacidad para brindar el tratamiento adecuado a cualquier paciente», precisó.
Aunque el método todavía no está listo para su aplicación clínica, los científicos continúan trabajando con el objetivo de que esté disponible para ser utilizado en 2022.
Este no es el único ejemplo de desarrollo tecnológico que ayuda a diagnosticar el cáncer de mama. En 2020, un grupo de científicos de Google Health y del Imperial College de Londres creó un algoritmo que fue capaz de ofrecer mejores resultados en la lectura de las imágenes de tumores que los mismos radiólogos, ya que la innovación pudo detectar casos de cáncer que los médicos habían pasado por alto y, además, ignoró los »falsos positivos», con lo que se pudo evitar que los especialistas entregaran erróneamente una alerta por posibles tumores.
La investigación, que incluyó un entrenamiento de IA con mamografías realizadas a casi 29.000 personas fue publicada en la revista Nature.
Enrique Waugh, cirujano oncólogo de la Clínica Santa María, dice que »con el avance de la medicina y la tecnología, contamos hoy con mejores imágenes y, además, con la posibilidad de analizar, por ejemplo, los genes de los pacientes en busca de alteraciones que podemos identificar a tiempo. Con esa información podemos realizar las pruebas necesarias en el momento adecuado. Todo esto mejora los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes».
Fuente: El Mercurio