En el último año todos hemos vivido cambios en nuestro estilo de vida; desde el teletrabajo y la limitación de actividades sociales hasta las cuarentenas. Estos cambios han sido transversales, sin importar el país de residencia. En este momento es imposible predecir el impacto total que va a tener el virus en la sociedad, todo lo que sabemos es que el mundo probablemente se va a ver distinto cuando todo se calme al fin.
Esto es porque cada pandemia en la historia, desde la peste negrahasta la tuberculosis o el VIH, han dejado marca en la humanidad,alterando y reformando el curso de la historia social y política de forma tan radical que no es una exageración afirmar que las enfermedades crearon el estado moderno como lo conocemos. En el artículo de hoy vamos a hablar de cómo la segunda pandemia depeste bubónica, mejor conocida como la Muerte Negra, creó el mundo moderno.
Estamos hablando de una pandemia que duró unos 500 años y mató al 50% de la población europea, en una época en la que ni siquiera se sabía que las enfermedades son causadas por gérmenes. Los distintos gobiernos sabían que tenían que actuar rápido, y esto fue el puntapié para lo que sería la primera forma de salud pública institucionalizada. Estos esfuerzos marcaron una vasta extensión del poder estatal hacia esferas de la vida humana que nunca habían sido sujetas a la autoridad política.
Estas atribuciones iban desde la regulación del manejo de alimentos en carnicerías hasta cuarentenas forzadas en poblaciones enteras. Respecto a esto último, en Venecia la nueva“Oficina de Salud” creó dos lazaretos, islas en las que los barcos que vinieran del mediterráneo tenían que desembarcar para ser fumigados; los pasajeros de estos barcos eran aislados y vigilados por guardias armados durante 40 días o una “quarantina” en italiano y de ahí viene la palabra cuarentena. Esta cantidad de días fue elegida por una tradición cristiana asociada a la purificación, pero de todas maneras funcionaba, ya que el periodo de incubación de la peste bubónica era menor a 40 días. Una vez que se demostró la efectividad de las cuarentenas, otros puertos europeos adoptaron la medida.
Por supuesto que todavía quedaba la amenaza de que se esparciera la plaga por viajeros en tierra, que ciertos grupos de vigilantes intentaron aplacar patrullando violentamente las fronteras de las ciudades. Esta práctica eventualmente fue regulada por el estado, con tropas del ejército siendo desplegadas para formar “cordones sanitarios” o barreras militares que impedían el paso a la gente y las obligaban a cumplir cuarentenas antes de continuar. Uno de estos cordones en Austria era de más de 1500 km de largo y se mantuvo por 161 años.
Finalmente, no era suficiente con mantener a los viajeros afuera; también estaba la posibilidad de que la plaga se esparciera al interior de una ciudad. Esto dio origen a la organización y registro de los ciudadanos, que tenían que inscribirse en registros centralizados, para posteriormente abastecerse de provisiones y encerrarse en sus casas, sin salir de ellas ni siquiera para pasear a su perro. No cumplir estas normativas podía ser penalizado con la muerte.
Como escribió Mitchell Hammond en su libro “Epidemias y el mundo moderno”: este tipo de acciones se hizo parte integral de la noción moderna de un estado funcional que asume la responsabilidad de la protección de las fronteras y la preservación de la salud de sus ciudadanos. Y eventualmente los llevó a la instauración de ministerios de salud y similares que persisten hasta hoy.
Autor: Dr. Italo Pareglio Gaete Director Médico ECR SALUD